La parte central de la espalda representa la gran región torácica del cuerpo comprendida entre el corazón y las vértebras lumbares. Es una región de culpabilidad emocional y afectiva. Las 12 vértebras dorsales se relacionan principalmente con esta región:
D1 =
la primera vértebra dorsal D1 puede reaccionar fuertemente
cuando voy hasta mis límites bien sea en mi trabajo, bien sea en el deporte, en
suma, en todas las situaciones en que voy hasta el final de mis fuerzas
mentales, físicas o emocionales. No aprecia tampoco un “dopaje” que sea bajo
forma de alcohol o de droga, la que sea. Su sensibilidad en ese momento estará
a flor de piel. Me construyo entonces medios de auto - protección para
protegerme de mi entorno y evitar estar herido. Esto puede manifestarse sobre
todo en mis gestos o en mis palabras: por ejemplo, tiendo a apartar a los demás
por mi frialdad o por palabras hirientes. Esto puede incluso manifestarse por
una toma de peso importante, éste siendo mi protección natural y física, porque
quiero inconscientemente “ocupar más sitio” y dejar menos a los demás. Un mal
estado de D1 puede traer dolencias en cualquier parte de mi cuerpo
situada entre mis codos y la punta de mis dedos así como dificultades
respiratorias (tos, asma, etc.)
D2 =
la segunda vértebra dorsal D2 reaccionará fácilmente cuando mi emotividad
esté afectada. Si cumulo y ahogo mis emociones, entonces D2 me mandará
un mensaje y aparecerá el “dolor de espalda”. Si tengo la sensación de
que no tengo mi lugar en la vida y en la sociedad, que la vida es “injusta” y que
me siento víctima de los acontecimientos, D2 estará afectada. Puedo ser particularmente
sensible a todo lo que toca a mi familia, y vivo situaciones de conflicto o
desarmonía de un modo intenso. Puedo haber almacenado viejos rencores. También
puedo remover constantemente experiencias pasadas, recuerdos, queriendo fijar
mi realidad en acontecimientos pasados en vez de mirar el porvenir con
confianza y viviendo intensamente el momento presente. Una D2 en mal estado
suele estar acompañada de malestar y dolores en el corazón y los órganos que se
vinculan a ellos, así como a los pulmones. Aprendo a pedir y a hacer confianza
en mi capacidad de aceptar nuevos retos. Suelto mi pasado y me giro hacía el
futuro sabiendo que ahora soy capaz de tomar mi lugar en armonía con mi
entorno.
D3 =
la tercera vértebra dorsal D3 está esencialmente relacionada con
los pulmones y el pecho. Además, todo lo que puedo percibir por mis sentidos y
que no me conviene del todo hará reaccionar D3. Ya que soy muy sensible
a mi entorno, me he confeccionado un sistema con el cual sé lo que está bien y
lo que está mal, lo que es aceptable o no. Puedo estar fijado y rígido en mi
modo de pensar o ver las cosas. Tengo tendencia a juzgar cualquier persona o
situación que no entre en mi definición de “correcto”. Puedo reaccionar
fuertemente frente a lo que considero ser una “injusticia”. Incluso puedo
volverme colérico, incluso violento mientras no esté de acuerdo con lo que veo,
percibo u oigo. También puedo construirme un “escenario” en mi cabeza,
disfrazando la realidad, frecuentemente a causa de mi miedo a ver la realidad
de frente y también porque la realidad que me rodea me deprime. Entonces, tengo
menos gusto de vivir, ya no tengo el sentimiento de estar en seguridad. Puede
invadirme la tristeza. Ya no tengo el gusto de luchar. La depresión se va
apoderando de mí progresivamente, y querré cortarme de este mundo que sólo me
trae pena, frustración, ansiedad. Debo aprender a ver la vida bajo un nuevo
día. Aceptar que no pueda vivir en un mundo perfecto pero que cualquier
situación es perfecta porque cada situación me permite sacar una lección.
D4 =
la cuarta vértebra dorsal D4 se refiere a los placeres, a los deseos,
a las tentaciones frecuentemente insatisfechos. A veces mis esperas son desmesuradas,
carecen incluso de realismo y me vuelvo irritable, colérico porque “mis deseos”
no están realizados. Estoy enfadado con la vida, mi entorno. En el fondo de mí,
siento un vacío tan grande, generalmente afectivo, que tengo tendencias
depresivas y el único modo que conozca de equilibrar este estado de ser y traer
algo “picante” en mi vida será crear un estado de excitación, bien sea
naturalmente o artificialmente. Puedo practicar deportes de
emociones fuertes (paracaidismo, alpinismo, etc.) o puedo tomar drogas para
ponerme en un estado de éxtasis y de bienestar temporal. Me refugio así en un
mundo imaginario, protegido de todos. Sin embargo, no estoy al albergue de las
emociones que he inhibido y de las cuales he intentado escapar. En apariencia
puedo ser muy libre, pero en realidad, estoy encarcelado
en mi ira, mis penas, mis frustraciones, y por mi miedo a estar asfixiado por
el amor de los demás, porque nunca supe reconocerlo y aceptarlo. Entonces,
tengo tendencia a rechazar a los demás. Me opongo, me mantengo distante y
alimento esta cuneta con mi mal humor, mi actitud depresiva. Es importante que
reconozca y que acepte mis emociones
para poder integrarlas y permitirme vivir plenamente mi vida. Cuando D4 está
afectada, también puede seguir una dificultad con la vesícula biliar.
D5 =
la quinta vértebra dorsal D5 está tocada cuando me vuelvo a encontrar
en una situación en que tengo la sensación de perder el control. Me siento
entonces desestabilizado. Incluso puedo hallarme en un estado de pánico. Esto
se produce en particular en el plano afectivo con relación a mi cónyuge, un
miembro de mi familia, un amigo cercano, etc. Este control se esconde a veces
bajo una apariencia de “querer ayudar a alguien”, “guiarlo”, “ayudarle en sus
dificultades”, pero en el fondo de mí, ejerzo un control para con esta persona,
estando en posición de “fuerza” incluso inconscientemente. Si las cosas no
suceden como lo deseo, puedo volverme frustrado, crítico, impaciente e incluso
colérico, y D5 reaccionará violentamente. Quiero darme una imagen de
“duro de roer” que tiene la “espalda ancha” y que “es capaz de cargar”. Pero,
en el fondo, sé que me cargo demasiado los hombros, lo cual me lleva a estar
inseguro, angustiado, en rebelión contra mi entorno que hago responsable de mi
malestar. Tengo grandes ambiciones, lo cual me hace a veces apartarme de mis
valores profundos y actuar en contradicción con éstas. Se debe observar que el
mal estado de D5 frecuentemente está acompañado de diversos malestares
afectando mi hígado y mi circulación sanguínea.
D6 =
la sexta vértebra dorsal D6, va a reaccionar cuando me critico y
que me juzgo severamente. Puedo haber estado educado en un entorno muy estricto
en el cual los valores y las líneas de conducta debían seguirse al pie de la
letra. Habiendo crecido en este clima autoritario y no permisivo, ahora puedo
tener “casos de consciencia” en los cuales quisiera darme gusto, coger tiempo
para mí pero juzgo que esto no es “correcto” y “ que no me lo merezco”. Me creo
preocupaciones inútilmente porque no dejo de analizar cada uno de mis gestos,
cada una de mis palabras, cada uno de mis pensamientos,
para estar seguro de que “estoy correcto”. Me corroe la culpabilidad por
dentro. La angustia está muy presente y me auto – castigo cortándome del mundo.
Tengo dificultad en aceptarme. Me siento víctima de la vida, impotente frente a
los acontecimientos. Juzgo severamente éstos sin querer aceptar ¯©
que
están aquí para hacerme crecer, pero viéndoles preferentemente como castigos,
injusticias. Vivo entonces en la frustración y la incomprensión, el
resentimiento, envidioso y celoso de los demás. Por esto una D6 en mal
estado se suele acompañar de malestar al nivel del estómago. Tengo necesidad de
estar más flexible y permisivo para conmigo y aprendo a ver positivo en cada
acontecimiento, sabiendo que cada experiencia me lleva a conocerme más y a
volverme mejor.
D7 =
la séptima vértebra dorsal D7 es una trabajadora de trabajos
forzados. Si en mi vida, me empujo al límite en las cosas que debo hacer, sin
escuchar mi cuerpo cuando necesita descansar o relajarse, D7 va a echar
un grito de socorro. Es posible que así quiera olvidar o huir a alguien o una
situación cualquiera. Puede que quiera olvidar mis problemas financieros,
afectivos, etc. Parándome, es muy posible que afloren el desánimo y la
insatisfacción frente a mi vida, cosa que no quiero. Acumulo mucha ira y
agresividad: todo ruge adentro mío porque “la vida no tiene nada bueno para
ofrecerme”. Me obstino, incluso me bloqueo sobre ciertas ideas que me
obsesionan. Debo aprender a apreciar lo que tengo y lo que soy y ver toda la
abundancia que es presente en mi vida. Tengo el derecho de tomar tiempo para
mí, tengo el derecho de vivir emociones en vez de dejarlas hervir adentro mío.
Me concedo el derecho de vivir mi pena, mi decepción, mis miedos porque es así
como podré aceptarlos y cambiarlos en positivo. Puedo hacer mi limpieza
interior a medida y dejar
que D7 funcione normalmente. Es así como los males que acompañan frecuentemente
una D7 en mal estado y que tocan frecuentemente el páncreas y el duodeno
podrán también irse.
D8 y
D9 = las octava y novena vértebra dorsal D8 & D9 que
hallo a la altura del diafragma y que están estrechamente vinculadas, se
parecen en todo. Por esto, se tratan juntas. Se afectan principalmente cuando
vivo inseguridad debido a un miedo que tengo de perder el control en una
situación o con una persona. Me siento más seguro de mí cuando dirijo
perfectamente todos los aspectos de mi vida, cuando orquesto perfectamente
cualquier situación para saber exactamente qué debo esperar. Me escondo en mi
burbuja de cristal, sin hacerme preguntas ni hacer esfuerzos para cambiar lo
que sea en mi vida. Vivo todas mis emociones “para dentro”. Pero este “supuesto
equilibrio” está trastornado, D8 y D9 asustadas reaccionan fuertemente,
acurrucándose de miedo. La desesperación puede tener lugar y tengo el mal de
vivir. Tengo dificultad en ver la luz al final del túnel. Puedo sentir
desprecio por la vida y me dirijo hacía un abismo que sólo puedo vencer
haciendo confianza en la ida y dejando ir el control que ejerzo. Porque es
soltando cuando gano el dominio de mi vida. Tomo nota que una D8 lastimada
puede acompañarse de dolores del diafragma y el bazo (incluyendo los trastornos
de la sangre) mientras que D9 en mal estado estará acompañada de alergia
o de un mal funcionamiento de las glándulas suprarrenales o de urticaria.
D10 = Cuando
la décima vértebra dorsal D10 está afectada, esto suele reflejar una
profunda inseguridad frente a la cual me siento sin armas, sin recursos. Mi
confianza está en su nivel más bajo y necesito “un pequeño tónico” para
ayudarme a darme más valor y a olvidar mis preocupaciones. Frecuentemente, esto
puede ser un consumo más grande de alcohol o de droga que de costumbre que me
dará “un pequeño estímulo”. Sin embargo, cuando vuelvo a mi estado normal, las
inseguridades aún están presentes y mi vida se oscurece porque sólo veo el lado
negativo de las cosas. Lo veo todo en negro, rechazando la vida,
compadeciéndome de mi - mismo. Estoy preocupado por pequeñeces y me enfado sin
ser capaz de manifestarlo sin embargo, lo cual afecta mi sensibilidad que
vuelve a flor de piel y que hace que me irrito por futilidades. Una D10 en
mal estado se acompaña frecuentemente de dolores en los riñones, reconocidos
como la sede del miedo. Aprendo a hacerme confianza y aprendo a ver la belleza
alrededor mío y la que existe dentro mío. Tengo el valor de pedir ayuda.
D11 =
las anomalías en la onceava vértebra dorsal D11 se hallan también
cuando mi sistema nervioso tiene dificultad en funcionar. Mi gran sensibilidad
a todos los niveles hace que D11 se desforme porque también desformo la
realidad para sufrir menos. La cambio a voluntad para que sea como quiero. Me
“corto” voluntariamente de mi entorno. Pero esto sólo puede durar cierto tiempo
y debo pronto o tarde enfrentar la realidad. En ese momento, una tensión
interior se habrá instalado, y tendré dificultad en transigir con ella. Esto
puede volverse tan insoportable que incluso puedo tener ideas de suicidio ya
que vivo en la incomprensión y que tengo miedo del porvenir porque me siento
impotente en cambiar las cosas en mi vida. Me considero “víctima”, herido en
mis sentimientos. Rumio lo negativo y hago pocos esfuerzos para sacarme de esta
situación. Debo aprender a moverme e ir hacía delante en vez de estancarme en
un estado de ser comatoso y complacerme en la pasividad. Las dolencias en la D11
se acompañan frecuentemente de dolores en los riñones así como de
enfermedades de piel (eczema, acné, etc.) Empiezo a creer también que es
posible cambiar cosas en mi vida pero que debo estar listo para invertir
esfuerzos y pedir ayuda.
D12 =
la doceava vértebra dorsal D12 está afectada sobre todo cuando
vivo en un lugar cerrado. Tengo tendencia a criticar, juzgar, saltar fácilmente
a conclusiones, no porque haya comprobado sino solamente porque mis observaciones
pueden darme falsas impresiones y que las interpreto a mi modo. Esto me lleva a
vivir mucha ira que me “roe interiormente”. Mi mental es muy activo. Mi
sensibilidad está “a flor de piel”. Me construyo castillos de arena. Me invento
todo tipo de escenarios. Ya que tengo dificultad en transigir con mi entorno,
vivo mucha inseguridad. Puedo entretener ideas mórbidas, ya incapaz de absorber
lo que sea de lo que veo, siento o percibo y envidiando lo que tienen los
demás. Una afección en el nivel de la D12 se acompaña frecuentemente de
males intestinales, dolores en las articulaciones, una circulación linfática
deficiente y así a veces afecciones en las trompas de Fallope. Aprendo a
comunicar, a ir a comprobar con las personas relacionadas para eliminar la duda
y la inseguridad que me habitan. Así veo más claro en mi vida y se establecen
en mí la calma. Tanto es así que los dolores en medio de la espalda son
la señal clara de una relación difícil con la vida y las situaciones de mi
existencia. Esta región de la espalda corresponde también al movimiento
de exteriorización de la energía de vivir que fluye por mí. Esto significa que
en período de madurez interior
(cuando
adquiero experiencia), varias cualidades divinas tales como la confianza, el
amor, el desapego (es decir el libre albedrío) sobre todo en el plano afectivo)
están puestas a prueba. Mis dolores de espalda e incluso la espalda
curvada pueden significar diversas cosas: culpabilidad en unas situaciones
en que no me he de sentir culpable, amargura o una débil confianza
en mí vinculada a una vida que siento muy pesada por llevar. Puedo tener la
sensación de que “están siempre pegados a mi espalda”. Si tengo dolor
de espalda, esto denota un gran sentimiento de impotencia, frente a
una situación presente difícil de tratar y en la cual necesitaría ayuda. La
desesperación puede aparecer porque no me siento bastante apoyado en el
plano afectivo y padezco también inseguridad. Tengo tendencia a retener mis
emociones y vivo mucho en el pasado. Me quedo vinculado a dicho pasado. Me
siento inestable y ansioso. El objetivo por alcanzar reside en una expresión
más activa de la energía divina. Necesito ser transparente en todo, conmigo
mismo y los demás, dejando de transportar sentimientos de un pasado cojo para
dar paso a un aquí y abajo tranquilo y sereno. Necesito ayuda y ánimo,
conectarme con mi ser interior que vela sin cesar sobre mí. Mi cuerpo me da
señales importantes. No hay vergüenza ninguna en pedir ayuda. Al contrario, es
un signo de inteligencia ya que esta ayuda me permite ir hacía delante. Veo
importancia en mi propia identidad y soy prudente con mi ego y mis miedos.
Aprendo a comunicar con mi ser interior por la meditación y la contemplación;
con él hallaré muchas soluciones y respuestas. Estar conectado con mi ser
interior, es elegir vivir mejor las situaciones de la vida.
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